La propiedad privada es el elemento esencial para el funcionamiento de la democracia, para la existencia de la libertad. Cuando es vulnerada de manera ilegal e ilegítima, se desmorona todo el ordenamiento jurídico que es la estructura sobre la que se basa la sociedad y los ciudadanos quedan sometidos al capricho y la arbitrariedad de los gobernantes sin tener ninguna defensa, ni poder ejercer ningún derecho.
Así se inventan motivos inexistentes, se recurre a la calumnia y se practica la mentira como política de gobierno, a cuyo amparo se perpetran o toleran despojos, confiscaciones y saqueos con los cuales se pretende ganar el favor de los incautos e imponer por la fuerza un determinado modelo económico arcaico y fracasado de donde resulta la destrucción de la república y la anarquía.
Entonces, como lo demuestra la historia, las sociedades dejan de funcionar democráticamente y sobreviene la tiranía en la cual todos somos perjudicados, pero especialmente los más pobres que son los más vulnerables.
Como venezolano, muy arraigado a mi país, deseoso de su éxito y prosperidad he levantado mi voz desde siempre para tratar de hacer comprender el grave daño que esta situación nos está ocasionando.