Los anaqueles están vacíos. Las líneas aéreas no llegan a Venezuela. Las medicinas brillan por su ausencia. Las ensambladoras no ensamblan y podríamos seguir.
Oímos en una cadena que hay empresas del estado que tienen más de cinco años dando pérdidas y en otra cadena que están dadas las condiciones económicas para dar un gran salto hacia delante y se le ordena a un ministro crear las condiciones para que las empresas puedan exportar.
Lo que se ve y se oye va mas allá de la comprensión que puede tener cualquier ser humano. Pero los ingresos petroleros, las enormes ganancias que produce, permiten mantener, aun en las condiciones conocidas, al régimen.
Si el petróleo hubiese sido suficiente no habría caído la economía tan bajo.
Están cayendo la producción y el precio viene bajando. Merman los ingresos que han servido para todo (incluyamos corrupción, regalos, etc.) y la caída parece no tener límites. Es cavar un hoyo. Mientras se siga cavando se sigue bajando.
¿Hay solución? La puede haber. Es necesario un cambio de régimen por uno que tenga como principio esencial el respeto a la Propiedad Privada y al Estado de Derecho, que privatice todo lo que haya que privatizar, que reduzca el tamaño del gobierno a un mínimo y sobre todo que sea honesto, es decir, que cumpla los principios esenciales que tienen las naciones modernas para permitirles a sus ciudadanos vivir en paz y prosperidad.